El Pingüino Emperador del Pasaje Drake
El día que conocí al Emperador del Drake
Hay ciertos momentos en la vida en los que una serie de eventos se combinan para crear una experiencia que es a la vez inesperada e inolvidable. Estos son los momentos en los que se les recuerda lo afortunados que son de ser parte de algo que pocas personas tendrán la oportunidad de experimentar. Este viaje a la Antártida estaba lleno de estos momentos para mí.
Habíamos sido bendecidos con el clima idílico la mayor parte del viaje. Como guía de fotografía, me encontré en muchos momentos eufóricos como la luz increíble reveló paisajes surrealistas y los encuentros de vida silvestre variaban desde una cápsula de más de 25 orcas a romper ballenas jorobadas justo al lado del barco. La emoción de la tripulación y los pasajeros era contagiosa y al zarpar en el Pasaje Drake, muchas historias, reflexiones y revelaciones fueron compartidas en las cubiertas y en el bar.
Mi primer pingüino Emperador
A la mañana siguiente nos despertamos con otra sorpresa, el notoriamente áspero Pasaje Drake estaba tranquilo y el sol brillaba. Se decidió que debido a las condiciones tan favorables intentaríamos un crucero zodiaco en el “Lago Drake”. En la Convergencia Antártica, en medio del Drake, los zodiacos fueron bajados y la pasarela se preparó.
De repente un mensaje muy emocionado llegó a través de las radios del personal de Simon “EMPEROR PENGUIN justo al lado de mi ZODIAC!” Al principio todos pensamos que era un poco de una broma, pero pronto quedó claro que era la realidad. Mi corazón corrió como soy bastante apasionado observador de aves y la idea de ver esta rareza en una situación tan única pateó en mi adrenalina.
Escaneé salvajemente el horizonte con mis binoculares y encontré a Simons Zodiac ya muy lejos de la nave. Llegó el primer zodiaco lleno de pasajeros y fue confirmado por radio que el Emperador estaba todavía allí. Sabía que estaría en el último barco y estaba seguro de que no había manera de que yo fuera a ver este pájaro increíble. Sorprendentemente el Emperador esperó cortésmente a que llegaran los nueve zodiacos, saludando a cada uno con su llamada etérea. Y como llegó el último zodiaco, conmigo en él, estaba asombrado. Allí estaba... mi primer emperador pingüino... en un crucero zodiaco en medio del Pasaje Drake. ¡Magia!